¿Hecatombe derechista now?

Por El Extranjero



Sigo esperando el terrible avance de la derecha. Así como los medios destacan la terrible e indiscutida victoria de la presidenta en las elecciones PASO, unas semanas antes de los comicios los medios y los voceros oficialistas planteaban un avance de la derecha que podía frenar la marcha de la gestión de este gobierno mediante la victoria en las urnas y el derrumbe de todas las conquistas kirchneristas. Entonces los defensores del modelo proponían “no hacerle el juego a la derecha” y destinar todos los votos de los que dudaban o de los que están en organizaciones de izquierda (con la sentencia previa de no tener ninguna posibilidad de ganar) al oficialismo para evitar este avance de la derecha. Yo, como votante de la izquierda y como sujeto reacio a este discurso de ser jugador de la derecha, me pregunto: ¿estas elecciones no tuvieron también en su campaña (y antes, mucho antes) un matiz hecatómbico por parte del kirchnerismo ante este supuesto avance derechista? Y digo supuesto porque para mí no existe, es decir, no dudo ni dudé antes de las jornadas de agosto de la victoria de la presidenta en octubre. Esto se debe a que no hay una derecha capaz de cortar con las reformas impulsadas por el oficialismo, ya sea porque no se aúnan, porque no tienen buena imagen o, sobre todo, porque la mayoría de los argentinos apoya al gobierno de turno. Lo que sí creo, a partir de este discurso apocalíptico del avance derechista, es que hay una pérdida de autonomía y de creencia en los partidos opositores de izquierda, ya sea porque se terminaron aliando con el oficialismo (sin una convicción profunda porque saben que este sistema sigue siendo capitalista), o sea que la gente los votó para no cumplir con la jugada de pizarrón de bloquear al jugador de derecha.

Los resultados aplastantes creo que respaldan esa percepción que tuve y tengo. Ahora, no escribo para hacer gala de gran estadista, sino para llamar a la reflexión a las organizaciones y a los ciudadanos que en verdad creen que no hay otra salida en las urnas que votar al oficialismo por precaución no más y no por verdadero convencimiento. La polarización es un hecho. Desde mi perspectiva estos discursos futurologistas de debacles para traer votos, ya sea en el campo de la economía por parte de la derecha, por un lado, y del peligro de frenar las reformas sociales obtenidas hasta entonces por parte del kichnerismo, por otro, me dejan fuera de campaña como a varias agrupaciones en crecimiento.