"Divague nocturno"


Mmmmmmmm

"Divague nocturno. El que quiera cosas bonitas que no entre acá".

Por Martín Guillermo Almirón, lunes 5 de septiembre de 2011 

Quería escribir algo muy pensado. Desde hace un tiempo a esta parte, intento frenar un poco, darme un rato para este ejercicio. Hacerlo en la vorágine del día, de mi pequeño caos, implica llegar al tercer renglón divagando idioteces, preocupado de más por cosas insensatas, enojado, confundido.
Por eso prefiero darme un tiempo. Y ese tiempo, ese momento surge a la noche a estas horas. Ya sea con mate, con vino, con música o en silencio, las palabras se mezclan con el cansancio del día ajetreado y comienzan a revolotear perezosas, a los bostezos. Pero con ganas de ordenarse, de darse la mano y jugar al noble juego de la expresión, de la traducción de pensares y sentires, desde lo más gutural e instintivo a lo desarrollado más volado que me permiten mis vertiginosos 32 años.
Con muchas ganas de quedar, de mover, de generar, las palabras que fluyen tímidamente intentan hoy decir cosas bellas.
Pero no puedo. Algo ocurre. La belleza se desvanece ante este circo cruel y a la vez maravilloso que resulta mi realidad.
Hoy me preguntaron si me sentía bien, si era feliz.
Lo primero que se me ocurrió (que recién ahora puedo entenderlo, a la noche y con vino esta vez) es que sí, que estoy bien, que no puedo quejarme más, que de las irrisorias injusticias que comete telefónica contra mi bolsillo, o la obra social que por suerte nunca debo usar.
Pero estar bien en un mundo tan loco es raro, chocante y hasta repugnante a veces...
Sentirse un poco "salvado" de las calamidades de la sociedad, cuando uno tiene la capacidad de abrir los ojos y mirar a quién tiene al lado es triste. No puedo dejar de sentir culpas, cuando veo que hay tantas injusticias, que hay tanta marginalidad y postergación, tanta ausencia, tanto empobrecimiento.
Porque si uno puede salvarse, uno puede progresar, claro! pero cómo es realmente ese progreso, si para que yo esté bien, cómodo, acá, sentado tomando vino y escribiendo, otros están muriendo en vida, otros están con sus hijos enfermos y no pueden hacer absolutamente nada, otros son discriminados e injusticiados.
Y a mi estimado lector, que por las circunstancias de este medio de comunicación postmoderno del cual reniego día a día, que intenté dejar, pero sólo sirvió para aislarme más de la sociedad, como así también del celular que me tiene preso, rehén del tiempo, en el que soy "localizable" todo el tiempo y no me permite huir un rato tranquilo, solo, a caminar por alguna vereda....
A vos lector, ¿no se te revuelve un poco el estómago cuando pensás en tus pobres logros? ¿en tus desafíos estériles? ¿en tus felicidades pasajeras? ¿en el efecto que causás en tu entorno inmediato con cada acción egoísta? ¿cuando te sacás una foto con gente pobre, simulando una interacción que dura lo mismo que el flash de tu maquinita digital, olvidando las décadas (cuando no siglos) de deudas que tenemos con la mayoría de las personas?
No te ataco amigo, lector. Te invito. Te invito y no puedo hacerlo de otro modo. La realidad es dura, la hacemos así. Cada instante que pasa y que no hacemos nada, es un insulto a la humanidad. Y podrás rezar, y podrás creer que vos tenés problemas, que hiciste horas de cola en el cajero o en la tarjeta para pagar la cuota de vaya a saber qué mierda...
A vos lector no te ataco. Yo me reflejo en vos. Yo también tengo palpitaciones cuando quieren cobrarme más de lo que deben en la cuenta del teléfono...yo también doy un golpe a la puerta e insulto cuando se cae el sistema...
Será que no quiero creer que no se puede hacer nada. No me convence el "destino" y la suerte (mucho menos las voluntades de dioses imaginarios).
"Somos lo que hacemos por cambiar lo que somos..." Lo dijo Galeano, lo siento yo, ojalá que lo sientas vos en algún punto.
Ojalá algún días veas un pobre, un excluido, o al revés, un enfermo de guita, una máquina de hacer negocios, o también uno que pelea el mango día a día...un "clase media". Ojalá cuando los veas sientas cómo tu vida y la de esa persona se entrelazan en muchos puntos. Cómo vos y el resto de la humanidad deberían tener las mismas oportunidades, pero no, porque algunos nacen excluidos, fuera de todo. Castigados por el simple hecho de venir a este mundo.
Con este pequeño, corto y finalmente azaroso ensayo, no desmerezco la personalidad de los actos. Cada uno tiene su tragedia. Cada uno tiene su gloria.
Lo que tenemos TODOS es la obligación moral de hacer algo por cambiar este mundo, por involucrarse, por participar. El que crea que pagando sus impuestos ya cumplió con el mundo es UN IMBÉCIL, el que confía en políticos, héroes, es más imbecil...
Porque la mayoría de los problemas de la sociedad están generados por nosotros, por todos. Somos colectivamente individualistas, somos planetariamente egoístas, globalmente estúpidos.
Y sí, podemos ser grandes deportistas, grandes teóricos de la política, grandes CIENTIFICOS, grandes músicos...la pregunta es sencilla: ¿qué hacemos con eso? nos inflamos como globos usando logros estúpidos en vez de aire? ¿así nos vamos para arriba?
Yo tengo un hijo. Quiero un mundo más sano y equitativo para él, porque soy su padre. Pero quiero que ese mundo sea equitativo para otros coetáneos de él. Eso implica sí o sí darle una mejor persona al mundo.
Y ya me quedé sin vino...
Me voy a dormir con la esperanza de que el osado que llegó al final de este laargo y tedioso escrito mañana esté un poco mas atento a lo que ocurre a su alrededor, ¡¡que haga algo!! y pensar la respuesta a esta pregunta: ¿¿¿QUÉ hago aquí y ahora???
Es un buen comienzo.
Pero si te quedás en el comienzo, ¡estamos fritoooooooooooos!

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